Cuando voy al mar o a la piscina
con amigos, cada vez que sumerjo la cabeza me imagino si se sentirá felicidad
en una tranquilidad eterna, con el simple sonido (aunque hermoso) de las olas
sobre tu cabeza, y siempre que salgo a coger aire, o a gritar alguna gilipollez
que me llene de felicidad, reconozco para mis adentros que sería imposible.
La
vida, y por consiguiente la felicidad, consiste en su totalidad de mirar por el
futuro siempre teniendo en cuenta cuál es tu pasado, pero sin que este marque
tu presente.
Quiero
hacer amigos nuevos sin olvidar a los viejos, así como quiero tener hijos y
quererles igual que quiero a mi madre. Quiero cambiar e irme a vivir al extranjero:
quiero vivir entre monumentos y turistas, quiero experimentar con la comida sin
olvidarme de lo tradicional, y quiero irme a la montaña y volver a mi mar
siempre que me venga en gana. Quiero hacer un montón de fotos, y que me las
hagan para así poder pensar que alguien cuando llegue a su casa tendrá una foto
en la que salgo yo, y sin yo saberlo alguien se estará acordando de mí, ¿cuánta
gente tendrá fotos en las que salgo yo paseando al fondo de la imagen sin que
nadie se dé cuenta?
Me
gustaría practicar un idioma nuevo, como el chino o el japonés, y tropezar mil
y una veces con él hasta conseguir expresarme sin vergüenza. Quiero ir a
cualquier país asiático en donde como te expreses con el cuerpo es fundamental
para dar a entender a la otra persona que eres alguien respetuoso, y aprender
formas de vivir totalmente diferentes, y completamente válidas.
Quiero
entender por qué lo efímero es tan fundamental, así que necesito mucha gente
nueva en mi vida para lograr mi propósito. Necesito ir a muchas más noches de
fuegos artificiales y encontrarme con un montón de gente que deje acariciar a
sus perros aunque no me conozcan. Pienso comprar un montón de helados en los
puestos de la playa y hacer el subnormal si he bebido un martes por la tarde.
Cuando
estoy en un transporte público y me pongo los cascos mientras escucho bandas sonoras me encantaría que mi vida fuese una película, porque nadie haría
una de la mia tal y como está, ¿pero no es lo mejor? Las películas se
acaban, y está claro que yo me voy a morir algún día, pero espero que lo que me
queda sea un momento mayor a una saga de cuatro entregas. Cuando una película
se acaba, aunque la trama haya sido lo más enrevesada posible, al final
pensamos que los protagonistas vivirán perdices y comerán perdices para siempre,
de manera lineal, y ahí no hay nada que considere divertido.
Ahora
estoy escribiendo, pensando en que superpoder me gustaría tener, y creo que
elegiría poder transformar mi cuerpo en cualquier cosa, aunque no sabría dar
una explicación que me satisfaga, ya que no tengo una respuesta que me convenza;
también me gustaría la tele transportación o la telepatía, aunque sería brutal
poder comunicarse no solo con los animales, sino también con todo ser inerte,
como tu móvil o tus llaves.
La
vida plena es directamente proporcional a la música alegre que escuches, a la
gente que de verdad te llene, a la cantidad de momentos efímeros que vivas en
ella, y a cuantas veces alguien desconocido te ha parado para decirle que le
gusta algo que estés haciendo en ese momento. O no, tampoco te ralles.
A
veces los pájaros me dan envidia porque vuelan sin tener que volver a un hogar
en concreto, pero otras veces siento que debería de darles envidia yo a ellos,
porque tengo tantos hogares a los que dirigirme…
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